Inhibe la secreción de ácido en el estómago. Se une a la bomba de protones en la célula parietal gástrica, inhibiendo el transporte de H + al lumen gástrico.
Lansoprazol está indicado para el tratamiento de la úlcera duodenal, úlcera gástrica y esofagitis por reflujo. También se utiliza en la profilaxis de esofagitis por reflujo y en el tratamiento de úlceras gástricas o duodenales benignas asociadas al uso de AINE en pacientes que requieren tratamiento continuo con estos fármacos.
Además, está indicado para la profilaxis de úlceras asociadas a AINE en pacientes de riesgo, como mayores de 65 años o con antecedentes ulcerosos. Se emplea en el tratamiento de la enfermedad por reflujo gastroesofágico sintomática y en esquemas de erradicación de Helicobacter pylori, combinándose con antibióticos adecuados.
También se indica en el tratamiento del síndrome de Zollinger-Ellison, una afección caracterizada por hipersecreción ácida gástrica.
La administración es por vía oral, al menos 30 minutos antes de las comidas. En adultos, para úlcera duodenal, se indican 30 mg una vez al día durante 2 semanas, pudiendo extenderse otras 2 semanas si es necesario. Para úlcera gástrica y esofagitis por reflujo, se recomienda 30 mg diarios durante 4 semanas, con opción de prolongación.
Para la profilaxis de esofagitis por reflujo, se administran 15-30 mg una vez al día. En el tratamiento de úlceras asociadas a AINE, se usan 30 mg al día durante 4 semanas, y en la profilaxis en pacientes de riesgo, 15 mg diarios, pudiendo subir a 30 mg si no hay respuesta.
En la enfermedad por reflujo gastroesofágico sintomática, la dosis es de 15-30 mg diarios por 4 semanas. Para la erradicación de H. pylori, se indican 30 mg dos veces al día durante 7 días, combinados con antibióticos como claritromicina, amoxicilina o metronidazol.
En el síndrome de Zollinger-Ellison, se inicia con 60 mg una vez al día, pudiendo incrementarse hasta 180 mg diarios, fraccionando si se superan los 120 mg. En ancianos, no se recomienda superar los 30 mg diarios salvo necesidad clínica. En caso de insuficiencia hepática moderada o grave, se debe reducir la dosis a la mitad.
Hipersensibilidad; concomitancia con atazanavir.
En pacientes con insuficiencia hepática moderada o grave se debe reducir la dosis y controlar regularmente. Antes de iniciar el tratamiento, es necesario descartar un tumor gástrico maligno. El uso prolongado puede aumentar el riesgo de infecciones gastrointestinales como Salmonella y Campylobacter, y se han reportado casos de colitis; ante diarrea grave o persistente, se debe considerar suspender el tratamiento.
Hay datos limitados sobre su seguridad en tratamientos de mantenimiento mayores a un año, por lo que se recomienda una revisión periódica del beneficio/riesgo. Existe riesgo de hipomagnesemia, especialmente en tratamientos prolongados o con fármacos que disminuyen el magnesio plasmático (como digoxina o diuréticos), por lo que puede ser necesario controlarlo al inicio y durante el tratamiento.
No se recomienda en niños menores de 1 año por falta de eficacia en reflujo gastroesofágico. En tratamientos prolongados o a altas dosis, puede aumentar el riesgo de fracturas (cadera, muñeca, columna), sobre todo en ancianos o en presencia de factores de riesgo; se debe asegurar un aporte adecuado de calcio y vitamina D.
Existe riesgo de lupus eritematoso cutáneo subagudo (LECS); si aparecen lesiones cutáneas en zonas expuestas al sol acompañadas de dolor articular, se debe interrumpir el tratamiento. También puede aumentar los niveles de cromogranina A, interfiriendo en el diagnóstico de tumores neuroendocrinos; se recomienda suspender el tratamiento al menos 5 días antes de realizar dichas pruebas.
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